Un hombre de clase media relata sus últimos 7 años como habitante del planeta Tierra al que amorosamente llamaba "nuestra única casa"; cuenta todo lo nocivo e inútil que hacemos los humanos a diario mientras el mundo se desmorona en nuestras narices, y nos hace ver cómo poco a poco se va desprendiendo de todo lo que lo ha convertido el desmedido consumismo, el abuso que se hace de lo natural en beneficio de las tecnologías, el urbanismo depredador, el altísimo costo emocional que ha tenido que pagar por habitar una contaminada, enfermante y matadora ciudad; casi sin saberlo y al extremo del más profundo sufrimiento porque se le ha tornado insoportable vivir en medio de depredadores se ha neurotizado, por ello ve clara y dolorosamente lo que está pasando a causa de lo que los seres humanos con nuestras acciones egocéntricas propiciamos; pues nos estamos lentamente auto aniquilando y propiciando la crisis planetaria que hará colapsar al planeta.

Ve con profunda tristeza y "desazón suprema" la ignorancia, la ceguera y sordera de sus congéneres que van egocéntricamente tan campantes en su senda orientada por su paradójica inteligencia destructiva sin que les importe.

En medio de la indignación que lo habita y la vergüenza que le causa ser congénere de semejantes seres tan depredadores como los humanos, únicos culpables del cada vez más acelerado calentamiento global que finalmente nos tostará, congelará y ahogará; decreta en un solemne acto su derecho a no existir, su muerte civil... hasta que un extraordinario e inesperado suceso hace que desaparezca definitivamente de la faz de la Tierra sin por ello perder la vida. leer todo...