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Así ‘cazan’ las editoriales a sus nuevos autores en las redes sociales

Francisco de Paula es el nombre real del escritor sevillano Blue Jeans, que ha vendido más de 250.000 ejemplares de su trilogía Canciones para Paula desde 2009. Hay quien le compara ya con el italiano Federico Moccia porque ambos escriben novelas juveniles de carácter romántico con un estilo similar: frases directas y capítulos cortos. Blue Jeans poco se podía imaginar su éxito cuando comenzó a escribir su primera novela en Fotolog. “Como las redes sociales por aquel entonces sobre todo las usaban los jóvenes, me decanté por empezar una novela juvenil de la que cada día escribía y subía un capítulo”. Llamó la atención de las editoriales y consiguió publicar el libro.

El caso de Blue Jeans no ha sido el único de un escritor español que ha triunfado en Internet gracias a las redes sociales -especialmente Facebook y Twitter-, ha conseguido llamar la atención de las editoriales y ha acabado publicando un libro con ellas. De hecho, las propias editoriales se han dado cuenta del potencial de la Red y cada vez destinan más esfuerzos para ‘cazar’ nuevos autores que han logrado cierto éxito o repercusión en Internet.

“Buscar en las redes sociales se ha convertido en una herramienta más de nuestro trabajo como editores. Para mí tiene un peso importante en una etapa inicial, la de ver si el autor en cuestión tiene buen ‘feedback’ en la Red. Si es así, merece la pena ver qué tal es su obra. Eso sí, si la obra no me convence, por muy buena presencia que tenga en las redes sociales, no lo vamos a publicar”, explica José López Jara, editor ejecutivo de Ediciones Minotauro.

En la misma línea apunta Aharon Quincoces, editor de Intangible, una editorial exclusivamente digital: “Las redes sociales tienen para nosotros un peso más que relativo. Usamos Facebook para seguir comunidades de escritores, no todas, pero sí un cierto número. Y usamos Twitter con el mismo propósito pero sobre todo para ir sondeando entre nuestros seguidores futuros o presentes escritores. Con estos dos medios leemos e identificamos microrrelatos y otras producciones en Twitter, en blogs, etc. En definitiva, usamos las redes sociales como microscopio y como telescopio a la vez. Intentamos fotografiar lo que hay ahí fuera y no es fácil”.

Amalia López, de la editorial Sinerrata, también destaca el valor de las redes: “En un primer momento usamos las redes sociales, sobre todo Twitter que es donde somos más activos y en donde nos encontramos más a gusto, para hacer el llamamiento de que buscábamos autores noveles. Actualmente, muchos de los escritores que se aproximan a nosotros nos han encontrado o conocido allí”.

¿EL NÚMERO DE SEGUIDORES ES CLAVE?
Con todo lo anterior, crecen las opiniones según las cuales las editoriales se fijan casi exclusivamente en el número de seguidores en las redes sociales de un autor a la hora de publicarlo. Se asegurarían, así, una cierta repercusión. Los editores lo niegan. “Decir eso me parece una exageración. Es cierto que alguien que tenga muchos seguidores en Twitter puede resultar interesante… si tiene un buen libro. Porque eso es lo que al final intentaremos vender a sus seguidores: su libro. No los comentarios que ese autor hace en frases de 140 caracteres sobre todo lo que se le ocurra”, matiza José López Jara.

De la misma opinión es Verdu: “Si un autor publicado por Random House Mondadori es activo en redes sociales, obviamente le ayudaremos a aprovechar ese potencial para dar a conocer su libros. Está claro que saber darse a conocer en las redes es importante, pero nunca publicamos a un autor en función de eso”. Quincoces lo apoya: “Es fundamentalmente un error si se piensa que repercusión en la Red se convierte automáticamente en venta. Las dinámicas que mueven las redes sociales no son las mismas que valen para los proyectos publicados. Pueden ser un colchón sobre el que reposa cierta difusión, pero no son circuitos superpuestos”.

APRENDER A MOVERSE EN LAS REDES
Sea como fuere, los escritores han visto el potencial de las redes sociales para promocionar sus obras y las escuelas de escritores no se han quedado al margen. “No dejan de ser más herramientas a su alcance, que bien empleadas pueden suponer un escalón más para conseguir sus objetivos”, explica Paloma Mayordomo, directora de la Escuela de escritores Alonso Quijano.

Pero, para ello, asegura que es preciso prepararse antes. “Es preciso informarse y asesorarse, incluso por profesionales que se dedican a ello, para no cometer errores que puedan perjudicar al autor o a su obra. Una buena imagen en las redes exige tiempo, compromiso y ser capaces de generar contenidos que atraigan y mantengan el interés de fans o seguidores”, indica Mayordomo, quien asegura que ya es más fácil publicar un libro gracias al trabajo de un escritor en la Red que con el método tradicional del envío de un manuscrito a la editorial. “Las redes lo que posibilitan es que un autor pueda conocer y acceder a quien antes era impensable”, concluye.

Pese a todo, no todas las editoriales utilizan las redes para buscar autores. “Lo hemos hecho poco, porque nos llegan tantos manuscritos que ya tenemos suficiente”, señala Blanca Rosa Roca, directora de Roca Editorial. En la misma línea apunta José Ángel Zapatero, de Menos Cuarto Ediciones: “No tenemos necesidad, ni a veces tiempo, de buscar nuevos autores en las redes sociales, porque todos los días nos llegan varios originales bien en papel o por correo electrónico y, lamentablemente, no tenemos tiempo de valorar muchos de ellos. Sí que buscamos en las redes sociales datos sobre algunos autores que nos pueden interesar”.

Tomado de huffingtonpost.es

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