Me considero mas que escritor, un vividor, de esos que cuentan la vida de los demas porque la suya no le parece interesante. Escribo desde cuando mi padre lo mató el carro de la electrificadora y mi madre me abandonó llevandose detras de sí un ejemplar de los cuentos completos de Kafka. Vivo desde esos dias en una pieza en el centro de la ciudad, alimentandome de las sobras de los turistas y de la vida. Aclaro no soy un desechable, pero quien no en un pais donde da miedo narrarlo, mas que vivirlo.