Reina Carmesí

"De cosas tan pequeñas depende la felicidad" ¿Por qué despreciar la libertad y complicidad, acaso puede preferirse el secreto y el misterio? ¿Cómo evitar el engaño si la máscara se repite una y otra vez y el tiempo debe curar lo que las acciones ya no saben hacer?
Pretender ser todo, ofrecer desde dentro honestidad, admirar la aceptación y sin embargo encontrar en ella misma una conveniencia disimulada una triste simulación de interés exclusivo cuándo hasta las manos demuestran el deseo de otro rumbo, quizás de otro recuerdo o de un nuevo sueño que incluye a medias la luminosidad carmesí de los labios que permanecen sedientos de sus encantadores besos.
Las lecturas eróticas, no influyen sólo reflejan, quizás motivan a hacer realidad, a decidir explorar y cumplir lo que el placer invita. Leemos las experiencias vividas, a lo mejor las que en nuestra mente ya hemos vivido. Entonces, por qué tanto asombro cuando las cosas se dicen sin máscara, con un lenguaje preciso y sin intención de ofender a nadie y solo apoyar el sentir natural del mundo que humano se hace llamar.
No importa si escribo a tus labios, a tu recuerdo o a tu presencia, no importa si escribo o tengo lectores, no importa si es necesidad o confesión u ofrecimiento y alabanza, igual escribo por voluntad plena de decir que nada me hace tan feliz como el latir en tu pecho mientras mi sentir adivina secretos que solo revelan tus suspiros.