Cuando ella llegó a mí buscando apoyo para que fuese su editora y en vista de su ocupación como deportista estudiante universitaria de trabajo social y emprendedora, yo me dije, -seguro cuando lea su obra será de sus experiencias múltiples que darán ejemplo de su perseverancia y templanza para llegar a donde ha llegado-, sin embargo cuando me adentro en sus letras que valen la pena ser escritas así sea con lágrimas, muchas veces, me encuentro en un camino de aprendizaje de la vida cotidiana vrs senderos trasegados y no solo suyos. Mery logra llevarnos a ver con ojos esperanza, con una visión y percepción que combina su sentir frente a lo que para ella significa la vida y que cuando somos conscientes de nuestro presente, ella nos muestra nuestro potencial.

Así como lo dice en su introducción, hay muchas personas que viven apegadas o al pasado, o a un futuro, sin valorar ese hoy, el que realmente es el que nos reta, el que nos muestra que no es solo la meta la que hay que visualizar, es maravilloso cuando se aprende, se conoce y se contempla ese trasegar sabiendo que todo lo que allí va aconteciendo son señales que van dando sentido a nuestra existencia.

A mi parecer esto es lo que nos muestra Mery Suley en su obra, reflexiones para vivir bien, aprender de esos ires y venires que, así como ese huevo que solo se sintió, da señal de que cuando hay constancia, dedicación y amor por lo que hacemos, siempre será posible llegar a cumplir con lo que queremos, máxime cuando valoramos a quien nos aporta desde el dolor o desde el amor.

Las raíces son muy importantes, el reconocer de dónde venimos y a quienes antes estuvieron y lo que han logrado también quien está a nuestro lado, independiente de las situaciones hasta económicas y lo que pasaron, sin embargo, no se dieron por vencidos, aquí ella también orgullosa de su raza chocoana, menciona a grandes personajes que han dejado huella que vale la pena homenajear en esta su obra. leer todo...