Hoy, a mi edad y orgulloso de mis raíces santandereanas, viajo desde el cañón del chicamocha hacia Bogotá y después de muchas actividades en mi vida laboral en ingeniera, llegue a este centro penitenciario por situaciones ajenas a mi voluntad, al inicio pensé que era castigo de Dios, luego estando aquí y conocer personas especiales, algunas muy agradables y otras no tanto, surge la idea de escribir éste libro, dado que a diario conversaba con mis compañeros de infortunio y fue así como entendí el amor de Dios hacia mí, pues en mi vida soy un hombre afortunado ya que mi situación no es tan cruel como la de muchas personas que aquí residen.
Espero con este libro llegar al corazón de todos los lectores y con esto aportar mi grano de arena para lograr un cambio social en éste; mi país que amo con el alma.