En este compendio inicial de Realidad y Fantasía, en Prosa y en Poesía, el autor hace evidente que no es cómplice; el que hace falta por identificar, porque ahí está, quizás leyendo estos acusados relatos.
Cómplice es quien hace, aquí, posible todo lo indeseado -en estos casos- para los individuos y la sociedad entera; la que busca, sin duda, alcanzar la felicidad total? Es la ficha clave en el tablero, si brincáramos de esa realidad a otra, fantástica.
Con agudeza de pensador metódico, sin embargo decidido con sus ojos y conciencia aumentada, el autor, Eduardo Rentería, ha hecho el total de la gran labor, y en nuestras propias palabras, se ha metido hasta donde lo han llamado los caracteres, para develarle, ya sea en escandalosos relatos o en poético vaivén de alegorías, las verdades, las mentiras a medias y suposiciones perversas, de unos mortales sobre otros.
Como siempre en estos pasillos de la historia y el periodismo, narrados en prosa y poesía, es el vivo lector quien toma con responsabilidad la ocasión de ver, oír y pensar; votar o proponer, o ser -sencillo- cómplice que ahí está, inactivo, pero sí presente y anónimo todavía...