Vengo del vientre de una madre curandera que desde el inicio me afirmó en la tierra, ésta que produce sonidos misteriosos y me colma del sereno aire que me dio la vida. Mis ojos se abrieron a la luz en Bogotá, desde donde contemplo la existencia. Hablo en diferentes lenguajes, soy la voz de los pueblos andinos, latinoamericanos y con esta doy forma a mi utopía; comparto al mundo como he ido pariendo, porque entre dos o entre tres, más fácil es andar nuestro camino.

Me configuro como una mujer sanadora holística para unos y para otros me afirmo en mi historia, mi camino, mi palabra y me consagro en los sueños de los otros. Practico el quehacer ceremonial y desde mi ser, recordamos a nuestros ancestros desde la más genuina tradición por medio de rituales. Sé de qué estoy hecha; reconozco el poder que está en mi: Soy el amor de la