Me he preguntado en muchas ocasiones por qué escribo, y le he dado al asunto vueltas y vueltas, suscitando numerosas y peregrinas respuestas, siendo tan solo una la que me ha convencido, la más simple de todas: escribo para no perder la ilusión de ser escritor, la ilusión que desentraña mi manera se de ser, de completarme con cuanto me rodea.
Aquí no está el total de los relatos y poesías de mi vida, ni tan siquiera una selección o antología. Son los que conservo, pues muchos se han quedado en algún recodo del olvido y la pérdida. Sí que se encuentran todos los que van del 2015 al 2018, pero los anteriores, en buena parte, los he extraviado o no los tengo en formato digital. De ahí el motivo de esta compilación, en esencia, para al menos conservar los que poseo, y he de decir que me ha gustado esta labor arqueológica y compiladora, constatando la manifiesta evolución en mi escritura. leer todo...

Me he preguntado en muchas ocasiones por qué escribo, y le he dado al asunto vueltas y vueltas, suscitando numerosas y peregrinas respuestas, siendo tan solo una la que me ha convencido, la más simple de todas: escribo para no perder la ilusión de ser escritor, la ilusión que desentraña mi manera se de ser, de completarme con cuanto me rodea

Los relatos aquí recogidos fueron escritos en los años 2019 y 2020 y las poesías en muy diversas épocas para un poemario que titulé ?El vientre de la ballena?.
Tras estos tres breviarios, las dos novelas copublicadas por dos editoriales (?La mala paz? y ?Las rutas de la cruz?) y las tres novelas últimas (escritas en un espacio de un año) de las que tan solo hay, a día de hoy, un ejemplar autopublicado para mi estantería (?Rock viajes?, ?El eterno presente? y ?Camanon?) doy por concluido mi periplo como escritor y lo que esta experiencia me ha querido mostrar.
Doy las gracias y bendigo esta pasión que he ejercido desde niño y que tantísimas cosas me ha movido y tantos sueños ha generado, sueños que han sido tan solo sueños y si así ha pasado así tenía que ser. Ahora, a mis 46 años, no me encuentro con fuerzas ni inspiración para más aventuras literarias. Ahora la mente me pide descansar, descansar y descansar, y desde este descanso ver qué me trae la vida y observarlo, y dejarme vivir.
Así es. leer todo...

Llevaba unas vestimentas poco adecuadas para el intenso frío, además de unas sandalias de piel muy gastada. Tenía el pelo abundante y alborotado de color blanco y no portaba ningún tipo de mochila ni bulto alguno. Caminaba con las manos sueltas y a paso lento, sonriendo y mirando hacia el frente.
Alcanzó la salida del pueblo, se adentró unos cincuenta metros por una tierra lindante hasta que se detuvo, suspiró largamente y se sentó cruzando las piernas, dejando espalda y cabeza erguida y cerrando los ojos. Mientras los copos continuaban su caída.
Tras dos días ahí permanecería, sin levantase ni alterar la postura, sin tan siquiera abrir los ojos o pronunciar una palabra. Dos días y dos noches en los que se alcanzó en El Raso una temperatura de menos quince grados y en ningún momento se subió de cero. leer todo...