Por lógica pura, no existe un suceso inexplicable que la ciencia no pueda dilucidar y si acaso, la respuesta no llega oportuna, esa nula reacción puede ser aprovechada por unos, para encasillarlo como milagro; para otros es el convencimiento cabal de que los fantasmas existen, mientras una minoría, que no comparte este tipo de creencias, simplemente los deja a un lado, ignorando cualquier recodo de investigación.

Lo que empezó como un simple rumor pueblerino, de a poco se trastocó en un hecho sobrenatural, que terminó siendo catalogado como prodigioso. Santa Gema una ciudad costera, alegre y conservadora, recibió absorta este fenómeno, que se transformó en la conversación habitual y llevó a la perturbación mental y social de sus 350 000 habitantes, que los arraigaba a comportamientos alejados de las normas culturales o en desordenes emocionales, a los cuales no estaban acostumbrados. leer todo...