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Gustavo Isaac Pinzón González

Gustavo Isaac Pinzón González

@gustavo.isaac

Colombia » Santander » Bucaramanga

Gustavo Isaac Pinzón González

HISTORIA DE LAS INSTITUCIONES Y EL DESARROLLO SOCIAL

US$ 9,10

La ciudad del Socorro ha querido reencontrarse con la historia en la celebración del bicentenario del grito de nuestra Independencia, con tal motivo ha programado un Diplomado en Historia, invitándome a disertar sobre las Instituciones; para desarrollar el tema es necesario abocar tres componentes, el histórico, el filosófico-político y el constitucional, por ello haremos un recorrido por la historia de las Instituciones políticas desde cuando ellas comienzan en la democracia griega hasta nuestros tiempos, trataremos brevemente de los movimientos y teorías políticas sobre el Estado, el poder, las formas de gobierno en el mundo, en nuestra patria y en nuestro departamento, y al llegar a las Instituciones patrias, será necesario acudir a nuestra Carta Política, que es donde se precisa qué Instituciones nos rigen, bajo qué normatividad, ideología y parámetros nos movemos para poder ser buenos ciudadanos, buenos gobernantes y excelentes súbditos de la patria.

La ciudad del Socorro lideró desde la colonia la civilidad nacional, primero fue la ciudad de Vélez que en su condición de ciudad avasalló casi todo el territorio de lo que más tarde se llamaría Santander, pronto perdió ese liderazgo que pasó al Socorro con la elevación a la categoría de Corregimiento en 1795, posteriormente capital del Estado de Santander y cuna de constituciones provinciales y estaduales.

Para que las instituciones cumplan su objetivo debemos conocerlas, propagarlas, difundir su excelsa misión y procurar en todo sentido apartarlas de los males que las aquejan. Un buen ciudadano es aquel que sabe cuál es el papel que debe jugar en cada una de ellas, ejerciendo sus derechos y cumpliendo sus deberes.
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Cuentos cortos de una vida

US$ 17,00

Viajábamos un día con Gustavo Pinzón González y su señora Esperanza Vera a Puente Nacional. Conducía yo el vehículo de ellos, pues Gustavo se recuperaba de una novedad vascular que lo limitaba en forma severa, pero que él con la recia constancia de un Demóstenes la superaba poco a poco. Era tan sorprendente su recuperación que se atrevió, después de hallarse impedido en su habla, a encabezar en plena plaza pública el discurso con que se conmemorarían los 20 años de la Constitución Nacional. Quizás porque nos dirigíamos a su tierra y la belleza del paisaje tropical pleno de arboles de un verde intenso, el aroma de los cañaduzales que le recordaba su niñez, fue cuando comenzó él un relato que no me atreví a interrumpir ni un instante. Un monologo, en donde con emoción recordaba a sus padres, la ruda vida de trabajo del campo, la dulzura de su señora madre, los parientes en su amenazante hegemonía familiar en los cargos públicos, la dolorosa violencia política que enfrentó en unas bárbaras ordalías a quienes eran sus vecinos y amigos.

En fin , el viaje que de por si era agradable en aquella carretera ausente de tráfico, con el relato de Gustavo se convirtió en una emocionante clase de historia reciente, plagada de anécdotas y de situaciones reales que explicaban las razones especialísimas que distinguen a las gentes de la Provincia de Vélez de otras de nuestro arisco territorio santandereano. Entre cuentos que se entrelazaban como en los relatos de las Mil y una Noche, fuimos llegando a nuestro destino y ahí fue cuando me atreví a decirle a Gustavo que escribiera esa autobiografía con la exuberancia de detalles sobre su vida sencilla y campesina y sobre todo con la emoción y colorido con la que nos distrajo en el viaje.

Me gustó tanto el relato de su vida entre el sonido dulzón de los tiples y el latigazo de los disparos de los violentos, que le propuse que me regalara parte de esa historia emocionante para una novela que tengo atorada desde hace tiempos. Le dije, no permita que el paso del tiempo
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