Saúl Montenegro la historia del hombre caimán Adaptación

Saúl Montenegro era un joven pescador de Plato, Magdalena, marcado por la ausencia de su padre y la soledad en su hogar. Desde niño, desarrolló una obsesión por observar a las mujeres que se bañaban en el río, sintiéndose incapaz de acercarse por timidez y vergüenza. El Magdalena se convirtió en su refugio y también en su destino: se deslizó por sus aguas con la habilidad de un caimán, alimentando el rumor de que era el mítico Hombre Caimán.

Desesperado por moverse con libertad sin ser descubierto, Saúl buscó a un brujo ancestral que lo advirtió sobre el peligro de sus pócimas. A pesar de la advertencia, bebió la pócima roja que lo transformó en un poderoso caimán. Sin embargo, al intentar revertir el hechizo, solo aplicó la pócima blanca a su cabeza, quedando atrapado como híbrido mitad hombre, mitad caimán. Consciente de su nueva condición, renunció a toda esperanza de volver a la vida humana, afirmando orgulloso: "Estar en libertad no es una condena para mí."

Con el cuerpo cubierto de escamas y su mente aún humana, Saúl vagó eternamente por las corrientes del Magdalena, salvando pescadores en las tormentas con fuerza sobrehumana y otorgando al río una memoria viva de su sacrificio. Aunque temido por sus apariciones nocturnas, en el fondo se describe a un hombre en busca de redención. En noches de luna creciente, su figura emerge entre remolinos, recordando a todos el precio de desafiar lo prohibido. Hoy, su leyenda se honra en el Festival del Hombre Caimán, donde su historia se revive con danzas y máscaras de escamas. leer todo...