Estas son las cartas de amor, de amistad, de compromiso que se escribieron Luz Alba Pineda y Enrique Posada, antes de contraer su matrimonio en junio de 1972.
Ellos mantuvieron su romance y su noviazgo y sus primeros nueve meses de matrimonio desde la lejanía, por medio de estas cartas. Son muchas, escritas con comprometida fidelidad, semana a semana, él y ella transmitiéndose todo su amor, su ilusión, su confianza.
Ellos guardaron sus cartas, sus tarjetas, sus pequeños detalles, por todos estos años y los quieren compartir en estas memorias, que ocupan 2 volúmenes, para beneficio de sus cinco hijos, y por qué no, de sus nietos y aún de otras generaciones y personas.
Podrán así conocer de una época en que dos jóvenes amantes se escribían cartas y se mantenían fieles hasta su matrimonio, con inmensa fe y cariño.
Ellos agradecen a las personas que contribuyeron ayudando a transcribir parte de sus manuscritos, especialmente a Luis Misas y Claudia Padilla.
Dice Enrique, poéticamente:
TODA UNA VIDA DE AMOR
¿Qué se siente al leer la poseía de la juventud,
qué se siente al renovar esas caricias amorosas
que escribí con pasión y regalada plenitud
en momentos dulces inspirados por mi novia?
Esa novia es ya mi esposa de treinta años,
la mujer que ha vigilado mis vigilias y mis días,
la compañera de aventuras felices y cuidados,
la que siempre ha respondido mis caricias.
Hoy comprendo que fui visionario y realista
al dejarme llevar por los sueños inocentes
que se hicieron realidad en una familia
y en la unión amorosa de dos seres
Hoy siento un amor mucho más grande
madurado por tantas cosas, por tantos hechos;
un amor que es eterno e insondable
como es el mar, como es el universo.
Cinco hijos resultaron de estas poesías
seres inmensos, como mi joven novia de bello pelo,
concebidos con el cariño de ella, con fe y alegría
y cuidados con su incansable amor y desvelo