Herencia Maldita, nos plantea el dilema de pertenecer a una familia de narcotraficantes, cuyo heredero, de manera categórica, se rehúsa a continuar con el macabro legado, enfrentándose a su propio padre y a su círculo mafioso. El personaje central, a pesar de haberse criado en el ambiente de la mafia, es de corazón noble, lo que lo fortifica para lograr su propósito de ayuda a los campesinos colombianos para que opten por los cultivos alternativos y descarten el cultivo sangriento de la coca.
Santiago no solamente se verá enfrentado a su padre, después de rechazar el mando de la funesta empresa, sino que llega a Colombia a buscar a su madre y de paso, sin pensarlo, encontrar el amor de su vida, con quien emprende una aventura de huida a la Sierra Nevada de Santa Marta, en donde se casan en una ceremonia tribal. Sin embargo, es encontrado por los sicarios de su padre y llevado ante él a las selvas den Bajo Baudó colombiano, en donde el desenlace de la obra, inesperado y extraordinario, nos transporta a una conclusión categórica de que no siempre se hereda la actitud delincuencial de la familia, en este caso paterna, ni mucho menos los lujos magnificentes, por más que deslumbren, pues en un corazón noble, estos no lograrán el cometido de consumir al ser humano en sus laberintos que, a la final, conducen al infierno.
Herencia Maldita es, sin duda, una obra que nos conduce por los caminos de la esperanza, en donde el mal del narcotráfico, por más poderoso que parezca, no triunfará ni prevalecerá en una sociedad, siempre y cuando haya mentes que, no solamente luchen contra él, sino que presenten soluciones, a través de una trama original, novedosa que tiene el poder de hacernos pensar acerca, en términos generales, del problema eterno del ser humano sobre el bien y el mal.
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