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Crítica de la razón pública

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Este breve librillo responde a la acucia del momento en que la verdad toca de nuevo a mi puerta y se esconde al abrirle. Es escrito en momentos difíciles en que las personas buscan respuestas definitivas en los signos, y en tiempos en que la avidez de conocimiento pasa por el desafortunado consumo desmesurado de información. Son tiempos de pandemia en que la vida nos ha cambiado a través de un acontecimiento que, quizá, queramos comprender.

Sin embargo, buscamos verdades en cada noticia, artículo, decreto o teoría científica que nos sale al paso, mientras nos sentimos abrumados, sorprendidos, angustiados, y en suma, atravesados por el acontecimiento. Es ese ?atravesamiento? el que pasamos por alto en nuestro afán de comprender, por un lado, y de huir, por el otro. No escribo aquí para explicar el acontecimiento, eso es tarea del lector.

Escribo para otorgar una herramienta que hemos olvidado e intentado retomar desordenadamente porque nuestra naturaleza individual y social ?construida por demás- así lo impone. En suma, este ensayo puede ser entendido como una aclaración al concepto de ?relación fenomenológica? tratado en mi libro Las cloacas del Ser , sin embargo, también como un intento de aplicación de dicho concepto al presente, es decir, a mi presente.
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editorial
edición del autor
disponibilidad
impreso bajo demanda
año edición
2020
n° edición
1
categoría
Filosofía
n° páginas
65
formato
14 x 21 cm (con solapa)
papel
Papel Blanco 75 Grs
color
Blanco y Negro
César Augusto Sánchez Giraldo

Mi nombre es César Augusto Sánchez Giraldo y soy Licenciado en Filosofía de la Universidad de Antioquia. Cuento con un pensamiento radical que siempre va en busca de la posibilidad de pensar el mundo de otro modo al comunmente aceptado por una lógica artificial que se va haciendo natural.

Mi
punto de vista sobre la historia trata de hurgar en ella encontrando un sentido que es el sinsentido mismo como caos de la existencia. Sin embargo me considero un humanista que pretende siempre un mundo mejor y que aporta, a través de la crítica, su granito de arena.

Tengo 34 años, y espero al término de mi existencia, poder ser conocido como alguien que aportó algo diferente a la forma de pensarnos como latinoaméricanos que tienen su propia potencia sin depender de otras latitudes para forjarse como habitantes de un planeta que ya nos queda pequeño
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