Menopausia

Dicen que cuando una mujer cruza los cincuenta, comienza a habitar un territorio invisible. Como si, de pronto, la piel se volviera un mapa secreto, un jardín donde brotan luces inesperadas y sombras antiguas. Dicen también que en esos años el cuerpo empieza a hablar un idioma nuevo, una mezcla de fuego, sal, olores fuertes y memoria.
Este libro lo parí justo ahí, en esa frontera donde la piel se reseca. Lo escribí porque sentí la necesidad profunda de darle voz a esa etapa que tantas mujeres callan, de nombrar lo que muchas viven en silencio y de invitar a mirarse con ternura y curiosidad. No es un manual ni una lista de soluciones rápidas. Es un diario personal, es mi sentir. Un patio lleno de flores escrito con el pulso tembloroso de una mujer que se mira al espejo y reconoce en su reflejo a todas las mujeres que fue, y a las que todavía están por nacer dentro de ella.
A los cincuenta, la menopausia llegó a mí como una tormenta sin previo aviso. Cargada de calores súbitos, noches de insomnio y una nostalgia que no siempre tiene nombre. El cuerpo, que antes fue jardín fértil, se convirtió en un volcán dormido que, de pronto, despertó lanzando llamaradas desde la raíz de mis huesos.
He sentido mi piel brillar en la oscuridad, como si una luciérnaga hubiera elegido anidar en mi pecho. He escuchado mi corazón latir como una tambora en sábado de carnaval, marcando un ritmo que no se parece a ningún otro. He sudado en madrugadas frías y he abierto ventanas en invierno para dejar entrar el aire helado como un amante inesperado.
La menopausia no es un final. Es un cambio silencioso y poderoso. Una ceremonia secreta en la que cada célula aprende a despedirse de un ciclo y a abrirse, sin miedo, a un nuevo fuego. Una mujer en menopausia no solo deja atrás la maternidad biológica: empieza a gestar universos internos, a parir intuiciones, a inventar nuevas formas de renacer.
Aquí no encontrarás consejos o recetas milagrosas para "superar" la menopausia, solo hallarás experienc leer todo...