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En el 2053, la criminalidad a lo largo de los Estados Unidos ha desaparecido casi por completo: menos robos, asesinatos, violaciones... «Un país más seguro para todos». Sin embargo, dicha sensación de tranquilidad tiene un precio; cada bebé al nacer debe ser expuesto a una operación bajo la cual le es implantado un dispositivo que le da acceso a una red global, pero que, al fallecer, conserva en su memoria todos aquellos recuerdos, sentimientos y emociones que conforman al ser humano. Dichos datos pasan a ser posesión del gobierno y son usualmente empleados para desenmascarar bandas al margen de la ley o encontrar posibles retractores al régimen. Si te buscas escapar del sistema, si te niegas a darle tal poder a la política sobre ti, o si de antemano te niegas a realizar la operación, te consideran una amenaza para la sociedad y muchas veces puedes acabar bajo tierra.

Así surgió el bajo mundo, un espacio subterráneo al que pocos tienen acceso, donde vibra la libertad y las reglas del comunicador funcionan de forma distinta, pero los asesinatos son el pan de cada día.

Abigail despertó en este mundo, perdida, desorientada y sin saber cómo acabó en un contenedor de basura desnuda en medio de la gran ciudad, treinta años después de sus últimos recuerdos. Sin embargo, algo cambió en ella: más fuerza, percepción mejorada y una computadora en la cabeza. Más de uno la ha llamado «androide», pero por regla general los androides no sienten; Abi sí. Mientras busca respuestas hace un acuerdo con un chico del bajo mundo; Andrew Brooks, él le dejará vivir en su casa, mientras ella lucha por él en peleas clandestinas contra otras máquinas ¿A dónde los llevará todo esto? leer todo...