Detrás del mesón se escribió una historia, se vivió una etapa, se quedaron las huellas, se suplicó al destino, se soñó con los ojos abiertos mientras los transeúntes corrían tras un objetivo material y carnal. En este espacio físico conocí a una buena persona y no lo digo porque nos haya dejado, sino porque en las cosas de las energías y vibras, no hay engaños. Cuando son positivas se perciben y se agradecen. Hoy miro las paredes de esta oficina y se extrañan esas energías, es normal, no está físicamente, pero nos acompañará en nuestros momentos de alegrías y logros personales, pero sobre todo en los momentos espirituales de búsqueda y reflexiones. leer todo...