Alguien escribió alguna vez que las mujeres son para amarlas y no para entenderlas, eso es posible, pero también pudiera afirmarse que no es posible amar a las mujeres si no se les entiende, de allí puedo decir que parte de mi vida la he dedicado a eso: tratar de entenderlas y es por eso que he aprendido de ellas grandes lecciones, fundamentalmente a respetarlas y a valorarlas, es cierto que me he equivocado muchas veces al punto de no darles lo que merecen y con humildad reconozco que tengo una gran deuda con muchas de ellas, es por eso que a todas y cada una de las que han dejado huellas en mi vida les he dedicado un poema, como homenaje por haberme permitido estar en sus vidas, son historias de amor de pasado, presente y...(¿futuro?) que resumen aspectos resaltantes de lo vivido y que de alguna manera retratan (salvo algunas omisiones adrede o por olvido) lo que yo llamo las huellas del amor.
Porque nunca fuiste una más, porque no fuiste un número: fuiste una sublime experiencia que dejaste una hermosa huella en mí. Gracias mujer. leer todo...

Esta obra, es la historia de un amor inexistente, mejor dicho, un amor no recíproco, de un enamoramiento a primera vista que intenta lograr el camino al corazón de una mujer muy difícil de entender, una mujer cambiante, que hoy se puede mostrar solícita y afectiva, pero mañana esquiva e indiferente, justamente esta actitud distante la hace más atractiva, tanto, que se convierte en una mujer especial, tierna, cautivadora y sobre todo llena de misterio.

Por otro lado, es un reconocimiento a los estudiosos de la matemática, por eso trato de usar los contenidos de dicha área para integrar esta historia en términos poéticos, de manera que sirva como referencia en los contextos educativos, en el sentido de ilustrar de la manera más creativa posible como se puede recrear un área de aprendizaje mezclándola con un género literario y haciéndola más amigable para los estudiantes. leer todo...

Alguien escribió alguna vez, que el mundo no es lo que pensamos, tampoco es lo que vemos y ni siquiera es lo que decimos, el mundo es lo que hacemos, yo digo además que el mundo es lo que sentimos, porque si el mundo que hacemos no lo sentimos, entonces es también un mundo falso, de manera que el sentir y el hacer van unidos, es un solo compromiso, es el compromiso humano con la historia y más aún, es el compromiso con uno mismo, de allí que, cualquier vivencia es una lucha constante entre el sentir y el hacer, es decir: hago lo que siento y siento lo que hago, este debe ser el contexto de las luchas a través de la historia cualquiera sea su orientación, en tal sentido, la experiencia que aquí se transmite en términos poéticos tiene ese marco de referencia, es producto de una vivencia, vale decir de un compromiso gestado en el sentir, el decir y el hacer.

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Un recorrido por el pueblo de Belén y la semblanza de su gente, a través de anécdotas y otras historias. Homenaje, por los 150 años de su fundación.