Diez historias aburridas para matar el tiempo es una obra escrita sin prevenciones de ninguna índole, no presenta ninguna estrategia para atrapar lectores, tiene la misma pereza que aquel que toma el libro sin ninguna intención de leerlo, con que lo ojeen (le pongan el ojo) es suficiente, o lo hojeen, (dejen pasar las hojas libremente) y parar en cualquier parte, comenzar a leer un párrafo de pronto lo hace caer en la trampa y termina comprando el libro atraído por la pereza a encontrarse con una obra que le ayude a matar el tiempo.
Eso sí que sería un acontecimiento interesante, comprar el arma para matar, asesinar el inmortal tiempo, y qué mejor arma que un buen mal-libro hecho a propósito para matarlo. Así acabamos con él de una vez por todas y no nos queda remordimiento por haber perdido el tiempo de la manera más atravesada posible.
Pero, vale la pena comprar la obra, así colaboramos con el escritor, colaboramos con el artista porque hay que ser muy artista para escribir un libro que contiene 10 obras bien aburridas cuyo objetivo es con ello matar el tiempo. Es la obra, en estas condiciones, un purgante con el que depuramos de nuestra mente los parásitos que del común adquirimos y que se nos pegan sin que nos demos por enterados del hecho.
Dicen, los que saben, que un clavo saca otro clavo, ya es hora de usar su propia medicina, no hay cuña mejor que la del mismo palo, por eso con una toma literaria nos purgamos, ya el organismo mental se encargará de producir sus propias literasas, enzimas que desdoblan los párrafos y los reduce a sus unidades literarias que no son más que las palabras que componen cada párrafo.
Así pues, apreciado lector no espere de estas historias un suculento menú nutritivo y bien sazonado, sino que por el contrario es un bocado de celulosa literaria que no contiene nada nutritivo. Nada que sirva.
Escribir por el placer de hacerlo es mi lema, pues, estoy haciendo honor a dicho lema: elevar a grado sumo el efecto laxante de cada historia. y dejar las